18 diciembre 2009
La otra Patagonia
01 diciembre 2009
21 noviembre 2009
¡Vivan las fusiones!
06 noviembre 2009
Visita al Museo Zadkine
03 noviembre 2009
París dorado
27 octubre 2009
Adeu Barcelona!
11 octubre 2009
So many reasons
Because...
... because the biggest decisions in my life have and will always be taken according to love.
... you were in front of me and I was too blind to see you.
... you came looking for me.
... you're everything I've been waiting for.
... when we talk, I'm not sure which language I speak but it is certainly one that comes from deep down my heart.
... you make me laugh, think, dream, feel alive.
... you make me happy, incroyablement heureuse !
... you surprise me, you intrigue me, you fascinate me, you teach me, you show me, you caress me, you tell me stories, you love me, you make me feel unique.
... we're set for a great adventure we both know it's the path to follow.
... together we're better, stronger, luckier, more confident.
... I'll die the moment I'm not able to love anymore, I don't want to outlive my own capacity to love passionately.
... of you, and me, together.
Paris, no ships, no wars.
Come abduct me as there is no other place I'd rather be than under your leaden skies.
04 septiembre 2009
09/09/09
03 septiembre 2009
I'm sorry, I'm mad
20 julio 2009
08 julio 2009
30 junio 2009
Recapitulando
Good luck
So after all, this Patagonian Heidi can consider herself pretty lucky. She was born in an Earthly Paradise to a loveful family. You take it from there.
I just got back home after a week in Paris. (...) 7 days to keep on saving up in my great bank account of happiness. And even though I have a very hard time saying goodbyes and I’m really bad in holding my tears, they wash out my heart from weird and mixed feelings and then it’s all clean and nice and it smells like joy and gratefulness.
The sadness from goodbyes goes away when I realize that the people and the places I love si fort come with me wherever I go. I even heard it from the airport bus driver’s mouth, he told me: “N’importe où tu vas, moi j’y vais” (“Wherever you go, I’ll go”)
(...)
But I still don’t get it, what’s good luck and if I’m really a lucky woman. If everybody gets what they deserve, what did I do to get this much?.
Good luck, blessings, de la chance... or whatever it is, out there there’s somebody/something that loves me very much.
27 mayo 2009
Cacofonía
12 mayo 2009
Altruismo
Hoy pensaba en el altruismo.
Pensaba que posiblemente sea el sentimiento más evolucionado que exista. Como una forma perfecta de amor. Perfecta en el sentido aristotélico, es decir, como una idea, un concepto que existe más allá del mundo material.
Cuando uno ama, ese amor nos proporciona a nosotros mismos un estado de bienestar. Es un efecto bumerang que nos hace sentir bien a nosotros también, además de a la persona amada. Cuando amamos, hay un destinatario de ese amor y esta persona sabe que es amada por nosotros.
Sin embargo, en el altruismo –creo yo- que se trata de un amor sin caras. El recipiente de mi amor no sabe quien soy ni yo quien es él. Un amor anónimo. Escribo esto y me viene una imagen un poco particular a la cabeza: me imagino poniendo este amor en una especie de circuito, de cinta transportadora universal. Soltando este amor tan grande y puro para que lo tome quien lo necesite. Esto genera un sentimiento de desinterés, de no-egoísmo. De realizar la acción por la acción misma, sin esperar resultados, compensaciones ni beneficios a cambio.
Estuve leyendo un poquito y pude reconocer conceptos altruistas en las principales religiones, no sólo las monoteístas donde el concepto de “ama a tu prójimo como a ti mismo” se repite.
También encontré a una serie de pensadores (La Rouchefoucauld o Mandeville) para quienes el altruismo en realidad no existe. A pesar de que una acción pueda parecer desinteresada, el fin último es el bienestar propio. Por ejemplo, se hablaba de un bebé en un incendio. Quien recurra a ayudarlo y se sacrifique por hacerlo, en realidad, en el fondo, la motivación última, detrás de la acción, es la de prevenir el sentimiento de culpabilidad que puede perseguirnos de por vida por no haberlo hecho.
Si bien no estoy de acuerdo, tampoco creo que sea el mejor ejemplo. Así como tampoco creo que lo sea hacer una donación a la iglesia después de la misa o dar una limosna al mendigo que está en la puerta. Los actos para silenciar nuestra conciencia, lejos de ser altruistas, son puramente egoístas. Tampoco estoy diciendo que acciones egoístas no puedan tener consecuencias positivas, pero no es a lo que me estoy intentando referir, quiero hablar de la motivación de las acciones.
Otros pensadores más radicales dicen que el hombre no tiene derecho a existir por sí mismo y que la única justificación a la existencia es el servicio a los demás. Nuevamente, me parece equivocado. Cada uno tendrá su propia motivación. Es absurdo querer unificar.
Yo sólo me limitaba a pensar en mis propios actos que yo considero o consideraba altruistas y debo reconocer que me cuesta determinar si, según mis propios parámetros, tal o cual acción lo fue.
Por ejemplo: yo trabajé (voluntaria) durante 3 años en una villa extremadamente pobre. Las “casas” tenían 3 paredes, literalmente, una les quedaba abierta, a la intemperie. Dormían en un pozo en el suelo de la casa, en la tierra, con varios perros para que les den calor. En invierno, los nenes no podían correr, los que tenían la suerte de tener zapatillas, eran tan grandes que casi no podían caminar. Cuando pasaba el tren, se subían a robarle la yerba y el azúcar al maquinista porque no había nada más. En fin, ese sería otro post, no sigo. Iba a que yo disfrutaba tanto yendo cada sábado ahí a hacer la tarea con los chicos (aunque esa era la excusa, el verdadero objetivo era enseñarles a leer y escribir a los padres). En un principio fue duro y todo el trayecto de vuelta en colectivo a mi casa, volvía llorando de la impotencia. Pero poco a poco aprendí a ver más allá de lo que veían mis ojos y se convirtió en una satisfacción enorme. Ya hace varios años de esto y cada vez que lo recuerdo, me vuelve esa sensación de cariño que sentía cada sábado. Pero me preguntaba si era un verdadero acto altruista o no. ¿Cuál era la real motivación? Por supuesto que yo no esperaba nada a cambio, nada material, ¿pero sería esa sensación de cariño o la de sentirme útil o la de creer que, en una minúscula proporción, estaba contribuyendo a algo, la sensación que me motivaba?
Por estos días ocurrió otra cosa que nuevamente me hizo revolver en mí y buscar el inicio del ovillo. Todavía lo estoy buscando, como Teseo.
¿Será que, como dije al principio, es un concepto aristotélico perfecto por lo cual, imposible, que exista en realidad? Sé que le estoy dando demasiadas vueltas y sobre racionalizando algo, en apariencia, no tan complicado. No lo puedo evitar.
En todo caso sí estoy segura que los momentos más felices de mi vida están vinculados a este tipo de sensaciones tan puras, donde no necesitas recibir nada a cambio. Donde el amor que das es la sola motivación. Como si encendieras una linterna poderosa apuntando hacia el infinito y, en algún lugar, alguien, con un espejo gigante, te devuelve el mismo haz de luz que te calienta el corazón.
09 mayo 2009
La música que yo no bailaré
28 abril 2009
Mumbling
20 abril 2009
Mujeres que leen
10 abril 2009
¿Cuánto tiempo es ahora?
¿Cuánto tiempo dura el presente hasta que se convierte en memorias?
Estoy pensando mucho en ésto estos días, pensando en la inmediatez en la que se espera que sucedan las cosas, en la inmediatez con la esperamos los resultados a las diferentes acciones. Si el ahora es muy corto, las experiencias no se pueden contar sin que se conviertan en recuerdos
Por ejemplo, pensaba en el proceso de escribir una carta: pensar en el destinatario, en que quiero saber de él y quiero que sepa de mí, busco un papel, busco una lapicera con la que me guste escribir, me siento en un lugar cómodo, con buena luz. Pienso cuidadosamente las frases, los signos de puntuación para que transmitan lo más fielmente posible lo que quiero que esa persona sepa, sienta, comparta. Pienso en un cierre, en un saludo, en un deseo. Doblo celosamente el papel en el que acabo de volcar mis sensibilidades. Me imagino la cara de la persona cuando encuentra mi carta en su buzón, me imagino lo que siente al leer el remitente, me imagino que piensa en mí, que ve su nombre escrito con mi letra. Me imagino a la persona buscando algo con qué abrir el sobre, sentándose en algún lugar elegido a leer mis letras, mis palabras cuidadosamente escogidas para transmitirle mis sentimientos. Me imagino las sensaciones que quedan después de leer mi saludo final. Me imagino si querrá compartir esa carta, si se la dará a alguien para que la lea o si se la comentará solamente…
¡Hace tantos años que no escribo una carta! ¡Y con lo mucho que me gustaba!
Alguna sinapsis dentro de mi prolífica imaginación, relaciona esta obsesión por la inmediatez con el hecho de aparentar, de fingir, de faire sembler. Por alguna razón que todavía no logro identificar, veo un indicio de falsedad en toda esta obstinación por el “ya”. Y debo reconocer que en estos asuntos, las mujeres llevamos la delantera cómodas. Las mujeres fingimos talles de corpiños, colores de pelo, ojeras, altura, pestañas despobladas, bocas pequeñas, malas compañías… y, por supuesto, orgasmos.
Por más que ponga empeño, no logro descifrar la verdadera causa por la cual las mujeres somos expertas en estos temas. Pero por alguna razón –como dije antes- se me ocurre relacionarlo con la necesidad de inmediatez. ¿Será la necesidad de gustar, de caer bien, de hacer sentir bien a los demás ya?, ¿será una especie de apuesta a futuro del estilo “me juego todas las cartas ahora“? Realmente no lo sé y cualquier piecita que aporte a este puzzle es bienvenida.
Y por último –como yo soy mi propio conejito de indias, mi propio experimento sociológico- traslado todo este blablablá a mí. Y se me ocurren ideas sueltas como que quizás el hecho de que yo sea tan lenta tenga que ver con que no sé disimular (como mi mamá no sabe, ella nunca me enseñó), con que soy muy honesta con lo que siento.
Ansiedad, paciencia, ahora, búsqueda, relación, respuesta, tiempo.
Uf!
28 marzo 2009
El viento a tus espaldas
No es cambiar de estado civil, es cambiar de estado del alma.
Es no encontrar razones para hacer fiaca en la cama, es no saber dónde estás y no buscarte,
es no sentir tu olor, es la cama demasiado grande,
es el espacio donde no estás.
Vuelvo a gatear, vuelvo a aprender a caminar sola
pero ahora sin que mi papá corra a poner su mano en el borde de la mesa
para que no me golpee la cabeza.
Es el camino sola, es el vuelo solitario.
La mayonesa se quedó en la heladera y tu voz en las paredes.
Es el tiempo, es mi ritmo,
es sólo la locura de mis ideas sin la perspectiva de las tuyas.
Es mi universo paralelo sin tus pies en la tierra.
Es mi distancia, mi introspección, mi lentitud.
Es mi nombre a secas, es mi mano sola, mis respuestas a mis propias preguntas.
Son dos llaves para una puerta, dos almas en dos cuerpos,
son muchas hojas en blanco para un solo cuaderno.
Y no estamos más, no somos más.
Sos. Soy.
Imperfect me con pedacitos de vos que rellenarán huecos para siempre.
Lo aprendido no se desaprende.
May you have the sweetest of lives.
May the wind be always at your back.
And may you always count on me.