05 septiembre 2013

El milagro

Hace 2 años y medio que escribí esto
2 años y medio después sigo teniendo las mismas certezas y las mismas dudas... salvo una: nuestro bebé está en camino.
No fue fácil, desde que tomamos la decisión hasta poder concretarla, pasamos -pero sobre todo yo- por muchas etapas: entusiasmo, frustración, rabia, abandono, hartazgo.
El tratamiento no fue fácil de sobrellevar psicológicamente. Decidimos mantenerlo en secreto y no me arrepiento, era demasiado pesado para digerir como para, además de todo, tener que soportar las ansiedades ajenas. Pero lo hicimos, de a dos, aunque haya sido yo la que se pinchaba todos los días. 
Y ¡bendita seas, medicina y los profesionales que la ejercen con tanta vocación! Yo que despotrico seguido contra los métodos ortodoxos alopáticos, mi vida y la de nuestra futura hija dependieron en gran parte de la ciencia.

Hija: ¡te esperamos, añoramos, soñamos tanto! Empezaste a existir en nuestras vidas en un momento de amor incondicional, confianza y apoyo. Ambos te quisimos siempre, desde antes de que seas. Te imaginamos, te anhelamos.
Las primeras semanas de tu existencia las pasamos en el hospital, fueron momentos muy difíciles, de superar límites, de desesperación y dolor físico que no me creía capaz de poder soportar. Pero lo hice, lo superamos, los tres juntos.
Fue lejos la experiencia de dolor físico más intensa que sentí en mi vida pero, si tuviese que volver a pasar por ella para saber que vas a venir, lo haría ahora mismo.
Desde las primeras horas fuera del hospital, empezamos a darnos cuenta que no te habíamos soñado, que en esos pocos milímetros de tamaño seguías existiendo. Poco a poco fuiste tomando forma, evolucionando, mi panza volvió a redondearse pero esta vez... de vida. Mi estado de bienestar fue -desde que salí del hospital hasta hoy- total. No tuve el más mínimo síntoma "clásico" del embarazo: no sé lo que es un mareo, una náusea... Vinieron los anuncios oficiales, las sorpresas, las lágrimas de emoción. Organizamos picnics en tu honor y cenas, la noticia fue recibida con genuino afecto y buenos deseos de todo nuestro entorno.
Desde un principio tuve la certeza de que eras nena. Si bien no tenía ninguna predilección por uno u otro sexo, sabía que eras mujer. Hacia principios del 4º mes pudimos comprobarlo. 

Ya estamos en el 5º mes. Todavía no tenés nombre, no es fácil encontrar uno que sea pronunciable de forma similar en 3 idiomas. 
Hace poquito empezaste a moverte, te siento en la parte más baja de mi abdomen. Tus burbujitas me llenan el alma de amor y las ganas de tenerte en brazos son cada vez mayores.
Te extraño seguido y cuento los días que faltan para la próxima ecografía para poder verte. No sé cómo hacen las madres "normales" que sólo tienen 3 ecos en todo el embarazo, ¡nosotros tuvimos decenas!.

Mi mesita de luz parece la góndola "puericultura" de la FNAC. Libros, artículos y revistas se apilan sin ningún orden particular. Quiero leer todo, saber todo, aprender todo. Aunque sé que la mayor parte es instintivo y que no se aprende, quiero estar lo más preparada posible.

Pronto empezamos el otoño, vos nacerás al principio del invierno, aunque en las tierras de tu mamá será verano.

El papá y la mamá que te tocaron te cuidan desde ya y prometen hacerlo toda la vida, prometen dar lo mejor de ellos para vos, siempre. Prometen enseñarte todo lo que saben y aprender cosas nuevas juntos, en una nube de idiomas y culturas diferentes. Te dirán palabras, te contarán cuentos y cantarán canciones en distintos idiomas pero con el mismo amor.

Crecé sana en mi panza y descansá que la maravillosa aventura de la vida te espera.
Te esperamos, hijita, ¡te esperamos de brazos abiertos!