12 febrero 2010

Los cuadros hablan

Siempre me fascinó el simbolismo de las pinturas.
Hace poco fui a ver una expo maravillosa en la Pinacoteca de París: L'ÂGE D'OR HOLLANDAIS - De Rembrandt à Vermeer. La mayoría de las obras venían del Rijksmuseum de Amsterdam (donde sueño con ir desde hace mucho) y, como en las películas, pusieron los nombres "taquilleros": Rembrandt y Vermeer pero sólo había un par del primero y uno, sólo uno de Vermeer. Pero la expo me sirvió para descubrir muchísimos artistas neerlandeses maravillosos y desconocidos (por mí, por lo menos).
Después de una hora de espera para entrar y después, de las cientas de cabezas que miraban lo mismo que quería mirar yo y que te obligaban a adoptar posturas de contorsionismo (lo cual amerita otro post, "la cultura en masa", el "consumismo cultural-artístico" o como quiera llamarse), pude disfrutar de una preciosa exposición llena de dramatismo, juegos de luces, claroscuros y, por supuesto, simbolismos.
Estuve investigando sobre los diferentes elementos del único (y maravilloso) cuadro de Vermeer "La carta de amor" que había en la exposición y ésto es lo que encontré:
(Miren bien el cuadro primero)

Johannes Vermeer - De liefdesbrief (La carta de amor) - c. 1670 - Rijksmuseum (Amsterdam) - Óleo sobre tela, 44 × 38,5 cm


El laúd: este instrumento indica que la mujer es rica y que pertenece a una clase social acomodada. Su vestido amarillo con detalles de armiño también dan cuenta de su riqueza. El laúd es el símbolo de la armonía de las almas entre amantes (se dice que el sonido del instrumento resuena en el corazón). Estos son los primeros indicios de que se trata de una escena romántica.

Los cuadros sobre la pared, detrás de la criada y la señora de la casa: El mar y los barcos son una alusión al amor: uno se adormece, se ahoga, se es balanceado... Se sobreentiende que la persona amada está lejos. Los dos cuadros crean un efecto de "trompe l'œil" ("un trampantojo" o "trampa ante el ojo", es una técnica pictórica que intenta engañar a la vista jugando con la perspectiva y otros efectos ópticos.) y de "mise en abyme", otro recurso que, traducido literalmente, quiere decir "puesta en abismo" y que consiste en insertar una imagen en ella misma, es decir, en representar una obra dentro de otra obra, como si fueran las matrioshkas rusas.

Las pantuflas: ¿de quién son? Sin duda alguna de la mujer rica, la que recibe la carta. Accesorio femenino sofisticado y caro. ¿Por qué están en primer plano? una vez más, para hacer alusión al amor pero, más específicamente, al sexo porque el pie se presume desnudo, sensual y los zapatos son considerados como un símbolo sexual (sin entrar en cuestiones fetichistas).

El almohadón azul en el piso: está siendo bordado con puntillas y encajes (no sé si hay alguna diferencia entre una y otra, según la RAE una puntilla es un encaje) pero el trabajo no está terminado. El cuadro de "La Dentellière" (Musée du Louvre) del mismo autor, que fue pintado en la misma época. Se da a entender que la mujer prefiere tocar el laúd (hacer el amor) a bordar (trabajar).

La escoba: ¿qué hace una escoba en el medio de este ambiente decorado con cuadros, telas y tapices caros? Es un símbolo que hace referencia a los ángeles que eran frecuentemente representados como "los que barren los corazones", los que limpian los sentimientos.

La carta: evidentemente, después de todos los demás elementos, no cabe duda que es una carta de amor, escrita por un amante que se encuentra muy lejos de su amada.

¡Todo el cuadro habla de amor!