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20 abril 2009

Mujeres que leen

La littérature paralyse le temps, rétient le présent...
(La literatura paraliza el tiempo, detiene el presente...)



Fragonard - Young girl reading (1776)


Franz Eybl - Girl Reading (1850)


Harald Metzkes - Gelehrte Frauen (2001)


??


Alexander Alexandrowitsch Deineka  (1908)


Peter Ilsted - Interior con muchacha leyendo (1908)


Théodore Roussel - The reading girl (1886)


Isadore Weiner - Girl reading (1938)


Jean-Jacques Henner - La Liseuse (1880 - 1890)


Anselm Feuerbach - Paolo e Francesca (1864)

Foto de Eve Arnold - Marilyn leyendo Ulises (1952)

Iman Maleki - Omens-of-Hafez (2003)

Y, por último, una imagen que acompañó toda mi infancia. Estaba colgada en el living de mi casa -no sé muy bien por qué razón ni de dónde vino. Siempre me intrigó mucho el contenido de la carta y la expresión de la cara de la mujer -que parece estar embarazada. Tiene la boca semi abierta, como si estuviese leyendo la carta en voz alta. Su expresión es relajada, no parecen ser malas noticias. La luz que entra por la ventana (que no se ve en el cuadro) es muy brillante, podría ser la mañana. Ella está en un estudio, se ve el escritorio, sillas y un libro sobre la mesa. Atrás hay un mapa. Muchos años después me enteré que es un mapa de la distribución geográfica de los Países Bajos en ese momento (siglo XVII). 
Este es un cuadro de Johannes Vermeer (1632 - 1675), un pintor que, desde que lo empecé a conocer, me fascinó. Vivió toda su vida en Delft, ciudad que mi papá conoció y de la que siempre nos hablaba porque le había impactado mucho. Nos contaba que llegó un día a la noche y no podía creer lo que veía: carruajes tirados por caballos, gente vestida como en el siglo XVII... no creo que haya sabido que era la ciudad de Vermeer y de la extraña conexión con el cuadro que él tenía en el living de su casa... pero quizás el pintor sí sabía que él estaba ahí y lo recibió organizando esta fiesta en el pueblo.


Johannes Vermeer - Woman reading a Letter (1662 - 63) 

Está en el Rijkmuseum de Amsterdam que muero por conocer.

Y durante esta semana se fueron dando una serie de coincidencias relacionadas con las cartas y pensé en hacer un post sobre mujeres que leen porque quizás esta holandesa del siglo XVII vestida de azul tuvo más impacto en mi vida del que me puedo imaginar.




Post inspirado en el libro Las mujeres que leen son peligrosas de Stefan Bollman - Ed. MAEVA - 2006

10 abril 2009

¿Cuánto tiempo es ahora?

¿Cuánto tiempo dura el presente hasta que se convierte en memorias?

 Estoy pensando mucho en ésto estos días, pensando en la inmediatez en la que se espera que sucedan las cosas, en la inmediatez con la esperamos los resultados a las diferentes acciones. Si el ahora es muy corto, las experiencias no se pueden contar sin que se conviertan en recuerdos

Por ejemplo, pensaba en el proceso de escribir una carta: pensar en el destinatario, en que quiero saber de él y quiero que sepa de mí, busco un papel, busco una lapicera con la que me guste escribir, me siento en un lugar cómodo, con buena luz. Pienso cuidadosamente las frases, los signos de puntuación para que transmitan lo más fielmente posible lo que quiero que esa persona sepa, sienta, comparta. Pienso en un cierre, en un saludo, en un deseo. Doblo celosamente el papel en el que acabo de volcar mis sensibilidades. Me imagino la cara de la persona cuando encuentra mi carta en su buzón, me imagino lo que siente al leer el remitente, me imagino que piensa en mí, que ve su nombre escrito con mi letra. Me imagino a la persona buscando algo con qué abrir el sobre, sentándose en algún lugar elegido a leer mis letras, mis palabras cuidadosamente escogidas para transmitirle mis sentimientos. Me imagino las sensaciones que quedan después de leer mi saludo final. Me imagino si querrá compartir esa carta, si se la dará a alguien para que la lea o si se la comentará solamente…

¡Hace tantos años que no escribo una carta! ¡Y con lo mucho que me gustaba!

Alguna sinapsis dentro de mi prolífica imaginación, relaciona esta obsesión por la inmediatez con el hecho de aparentar, de fingir, de faire sembler. Por alguna razón que todavía no logro identificar, veo un indicio de falsedad en toda esta obstinación por el “ya”. Y debo reconocer que en estos asuntos, las mujeres llevamos la delantera cómodas. Las mujeres fingimos talles de corpiños, colores de pelo, ojeras, altura, pestañas despobladas, bocas pequeñas, malas compañías… y, por supuesto, orgasmos.

Por más que ponga empeño, no logro descifrar la verdadera causa por la cual las mujeres somos expertas en estos temas. Pero por alguna razón –como dije antes- se me ocurre relacionarlo con la necesidad de inmediatez. ¿Será la necesidad de gustar, de caer bien, de hacer sentir bien a los demás ya?, ¿será una especie de apuesta a futuro del estilo “me juego  todas las cartas ahora“? Realmente no lo sé y cualquier piecita que aporte a este puzzle es bienvenida.

Y por último –como yo soy mi propio conejito de indias, mi propio experimento sociológico- traslado todo este blablablá a mí. Y se me ocurren ideas sueltas como que quizás el hecho de que yo sea tan lenta tenga que ver con que no sé disimular (como mi mamá no sabe, ella nunca me enseñó), con que soy muy honesta con lo que siento.

Ansiedad, paciencia, ahora, búsqueda, relación, respuesta, tiempo.

Uf!

15 enero 2009

¿Es el azar un producto de nuestra ignorancia o un derecho intrínseco de la naturaleza? (*)

Creo que los fenómenos deterministas, los que son regulados y previsibles, lo intrínsecamente simple, son una minoría prácticamente inexistente. 
Nada es simple. Nada es 100% previsible.

La realidad está atravesada por miles de causas, ondas, efectos o como sea que se llamen, que la complican, que le añaden incertidumbre a la complejidad.
Hace poco leí (y recordé, porque son esas cosas que uno alguna vez leyó y estaban guardadas por ahí) que las hormigas tienen el comportamiento grabado genéticamente. Que no conocen la incertidumbre, que todo está predeterminado, que no pueden improvisar.  Su sistema nervioso es tan básico que no les permite analizar posibilidades, evaluar alternativas. Responden a los estímulos de forma automática y no premeditada. Si una superficie está caliente, saltarán de dolor pero volverán a pasar por allí hasta morir fritas. 

Esto que acabo de escribir practicamente se opone a lo que puse primero, a que no hay nada previsible y es de ahí que viene mi confusión.
Entonces: no hay una sola realidad, hay tantas realidades como seres sobre esta tierra. 
La Realidad, esa con mayúsculas a la que todos nos referimos, esa que está atravesada tanto por leyes, teorías y azar por partes iguales. Esa que nos desvela, que causa tantos malentendidos, guerras, confusiones, enojos, separaciones... Esa dolorosa, cruda, triste... Esa increíble, mágica y maravillosa... Esa.
Es tan tremendamente compleja para mí. Debo hacer una confesión: no siempre sé distinguirla. No siempre sé definir el límite entre mi prolífica imaginación y lo que ocurre para otras personas además de para mi. En mi día a día todo se confunde mucho y me pasa frecuentemente terminar viviendo algo que imaginé o superando mi wildest dream.

Y al final de todo, cualquier fenómeno, cualquier acontecimiento, por más simple que éste parezca, termina siendo un mundo. Como ver una hoja seca en el suelo. Levantarla y descubrir de qué árbol cayó. Entender el proceso del árbol, de las estaciones... Pero si tuviera un microscopio en ese momento, cómo entender el movimiento de miles de millones de moléculas moviéndose aleatoriamente y que forman esa hojita?

El título de este post es una pregunta que me impactó cuando la leí. Me quedé estática y, como estaba trabajando y no podía darme el lujo de quedarme en esa posición mucho tiempo, opté por anotarla en mi cuadernito para pensarla después. Lo único que se me ocurrió es que, finalmente, la Humanidad entera vive para "achicar" la incertidumbre. Hacemos tratados, leyes, partidos políticos, religiones, señales de tránsito. Inventamos modas, nombres, razones. Tratamos de regularlo todo. Que todo quede comprendido en un solo tomo, en un solo manual del usuario. Es como ir un poco contra natura, no?

Este post de hoy no tiene lógica alguna y no intentaré darle un cierre coherente porque no sabría hacerlo.
Sólo quería poner en palabras ideas sueltas. 
Relaciones humanas complejas. 
Comportamientos determinados.
Realidades azarosas.
Incertidumbre.
Y unas ganas locas de adivinar qué dados va a tirar el barbudo esta vez!



(*) frase copiada de un cartel de una exposición del Museo de Ciencias de Barcelona.

09 octubre 2008

Telegramas

  • Todos los días pienso en un nuevo post pero al final nunca lo escribo porque vivo a mil.
  • Me encanta viajar en tren. Mucho.
  • Por primera vez (que recuerde) estoy leyendo un best seller mientras es best seller: A Thousand Splendid Suns (Mil Soles Espléndidos) de Khaled Hosseini. Por ahora, nada que justifique semejante publicidad.
  • Tengo una edad en la que me molesta tanto si me dicen "Si niña, dime" como "Disculpe señora, la atienden?".
  • Me mudé. Home Sweet Home.
  • Al fin empezó el fresquito y ya se puede dormir con edredón.
  • Hoy en un momento, mientras debía seguir trabajando, me fui y subí una montaña del pueblo donde estaba (St. Pol de Mar, mi pueblito preferido del Maresme) donde hay una ermita del siglo XVI y una vista de 180º del mar. Estaba muy nublado, nubes grises de lluvia pero por momentos salía el sol. Había viento del mar. Harían unos 17ºC. Gotitas de lluvia caían de vez en cuando. El agua del mar tenía un color entre gris y celeste increíble. Nada se movía, sólo las hojas de una planta con flores -que no sé cómo se llama-, un perro que miraba el paisaje como yo y mi pelo. Me quedé ahí media hora, después bajé, me tomé el tren y seguí trabajando.
  • Una ensalada vegetariana no tiene jamón. Ni atún. Ni ningún tipo de embutidos. Lo siento, es así, sino cambiale el nombre a tu ensalada.
  • En París todo es más lindo.
  • Me gusta vivir en un lugar que tenga como heroes nacionales a un arquitecto y a un artista.
  • Me gusta hablar en catalán y jugar a imitar el acento.
  • Qué desilusión cuando te comprás una manzana con toda la pinta y después resulta ser arenosa.
  • Para ir del metro hasta la puerta de mi casa, hay que cruzar un parque que tiene unos árboles con hojas de colores hermosos y una bebedero antiguo con agua de la montaña.
  • Todos los días se me ocurre una profesión nueva para ser cuando sea grande.
  • Me voy a dormir, me duele la panza.