15 enero 2009

¿Es el azar un producto de nuestra ignorancia o un derecho intrínseco de la naturaleza? (*)

Creo que los fenómenos deterministas, los que son regulados y previsibles, lo intrínsecamente simple, son una minoría prácticamente inexistente. 
Nada es simple. Nada es 100% previsible.

La realidad está atravesada por miles de causas, ondas, efectos o como sea que se llamen, que la complican, que le añaden incertidumbre a la complejidad.
Hace poco leí (y recordé, porque son esas cosas que uno alguna vez leyó y estaban guardadas por ahí) que las hormigas tienen el comportamiento grabado genéticamente. Que no conocen la incertidumbre, que todo está predeterminado, que no pueden improvisar.  Su sistema nervioso es tan básico que no les permite analizar posibilidades, evaluar alternativas. Responden a los estímulos de forma automática y no premeditada. Si una superficie está caliente, saltarán de dolor pero volverán a pasar por allí hasta morir fritas. 

Esto que acabo de escribir practicamente se opone a lo que puse primero, a que no hay nada previsible y es de ahí que viene mi confusión.
Entonces: no hay una sola realidad, hay tantas realidades como seres sobre esta tierra. 
La Realidad, esa con mayúsculas a la que todos nos referimos, esa que está atravesada tanto por leyes, teorías y azar por partes iguales. Esa que nos desvela, que causa tantos malentendidos, guerras, confusiones, enojos, separaciones... Esa dolorosa, cruda, triste... Esa increíble, mágica y maravillosa... Esa.
Es tan tremendamente compleja para mí. Debo hacer una confesión: no siempre sé distinguirla. No siempre sé definir el límite entre mi prolífica imaginación y lo que ocurre para otras personas además de para mi. En mi día a día todo se confunde mucho y me pasa frecuentemente terminar viviendo algo que imaginé o superando mi wildest dream.

Y al final de todo, cualquier fenómeno, cualquier acontecimiento, por más simple que éste parezca, termina siendo un mundo. Como ver una hoja seca en el suelo. Levantarla y descubrir de qué árbol cayó. Entender el proceso del árbol, de las estaciones... Pero si tuviera un microscopio en ese momento, cómo entender el movimiento de miles de millones de moléculas moviéndose aleatoriamente y que forman esa hojita?

El título de este post es una pregunta que me impactó cuando la leí. Me quedé estática y, como estaba trabajando y no podía darme el lujo de quedarme en esa posición mucho tiempo, opté por anotarla en mi cuadernito para pensarla después. Lo único que se me ocurrió es que, finalmente, la Humanidad entera vive para "achicar" la incertidumbre. Hacemos tratados, leyes, partidos políticos, religiones, señales de tránsito. Inventamos modas, nombres, razones. Tratamos de regularlo todo. Que todo quede comprendido en un solo tomo, en un solo manual del usuario. Es como ir un poco contra natura, no?

Este post de hoy no tiene lógica alguna y no intentaré darle un cierre coherente porque no sabría hacerlo.
Sólo quería poner en palabras ideas sueltas. 
Relaciones humanas complejas. 
Comportamientos determinados.
Realidades azarosas.
Incertidumbre.
Y unas ganas locas de adivinar qué dados va a tirar el barbudo esta vez!



(*) frase copiada de un cartel de una exposición del Museo de Ciencias de Barcelona.

7 comentarios:

Dinet Propiedades dijo...

Por favor, andá a esa exposición! Aprovechalo a ese museo que está excelente.
Se me ocurría leyendo lo del momento en que leíste la frase... qué bueno debe haber sido ser un filosofo de la antigüedad. Estar al pedo en la plaza del pueblo filosofando sobre la vida sin tener que decir "ok, cuando termine de trabajar voy a meditar mejor esta idea".

Helena à Paris dijo...

Mariano: sí, si, ya fui y muchas veces! Si hasta vi neutrinos muónicos! les saqué fotos pero obviamente no se ven (pero yo sé que los ví!)
Salvo algunos detalles que me separan de esos monstruos de la antigüedad, yo también me cuelgo bastante "en la plaza del pueblo" a meditar ideas...

Sebastián Leonangeli dijo...

Mmm, hay que hacer salvedades. Fijate que lo que vos pusiste que el hombre inventa (tratados, leyes, partidos políticos, religiones, señales de tránsito, a las que habría que agregarle contabilidad, dinero, etc) son justamente eso, cosas que el hombre inventa y, en muchos casos, no son necesarias, o por lo menos no responden a los intereses para las que deberían ser creadas. Ese sí, es el aspecto humano, que es totalmente imprevisible, que involucra sentimientos, pensamientos, ideas, que no pueden ser determinadas por un método concreto (aunque tampoco creo que sea puro azar).
Por otro lado, tenés las cosas que el hombre no inventa pero sí estudia, que son las leyes científicas que mueven al universo entero. Todo lo que involucre de una u otra manera un evento físico es absolutamente determinístico, y si aún no lo podemos determinar con anticipación, es porque la palabra clave es "aún".
Perdón la extensión es que a veces me sale el positivista de adentro :)
Besos!

barluz dijo...

Eso, que dados tiraran para nosotros? Que de esos dados podemos manejar? En que podemos intervenir y en que no? Que esta predeterminado y que depende de nuestras acciones?

Uf, cuantas preguntas. Igual es interesante preguntarse, aunque no haya respuesta o las respuestas sean miles de lineas que salen para todas partes.

Te veo en unos dias!!!!!!!!!!!

Natalia A dijo...

yo que pensé que era la única que iba para todos lados con un cuadernito anotando cosas para pensar después...

L.A. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
L.A. dijo...

En tu reflexión, reflexioné, entonces cual es la azarosa suerte que atravesó mi sendero con tu camino, para comprender que el destino es simplemente el resultado de sumar cada una de las decisiones presentes y pasadas, -the ripple effect- es el venir y devenir del que hablaban los filósofos clásicos, contrapuesto con la idea religiosa hebrea e islámica de "ni la hoja de un árbol se mueve sin la voluntad del señor", con todo esto y atravesando la física cuántica de mundos paralelos directamente proporcionales a las decisiones posibles; eso y mas, me hacen llegar a la conclusión que debí hacer algo muy bueno, para que la vida, Dios, Ala o Einstein me recompensara con una amiga como tu, y con las personas maravillosas que enriquecen nuestro paso por esta vida ludópata.