01 agosto 2010

.ua (primera parte)

Se me hace muy dificil escribir una cronica objetiva de mis impresiones en Ucrania. Un pais con el que, sin nunca haber estado antes, ya tenia lazos muy profundos. Interminables cenas rodeada de ucranianos nostalgicos, impresionantemente cultos que discuten sutilidades del idioma ucraniano (a pesar de ser, la mayor parte de ellos, rusoparlantes), origenes de tradiciones milenarias y que construyen puentes entre el “chez nous” (en nuestra casa) y su nuevo hogar por eleccion, la vida en la diaspora. Bien subrayo eleccion, porque ninguno de ellos tuvo que huir de un pais en guerra, hambriento u ocupado, como hicieron sus abuelos.


Ucrania es una de las “figuritas dificiles” de la lista de paises. Creo que es un lugar al que uno iria de vacaciones o sin un objetivo o contacto preciso. Mis vacaciones empezaron hace una semana pero cada dia es tan intenso que tengo la sensacion de estar aca hace mas tiempo. Todavia me queda otra semana llena de sensaciones nuevas.

Lo admito, la primera impresion que me lleve al llegar a Kiev no fue la belleza de sus cupulas doradas brillando con el sol, la de sus verdes e inmensos parques, ni la del caudaloso Dnipro (Dnieper).
Kiev, cuna de la nacion eslava, es una explosion.
Una explosion de contrastes, de un capitalismo que exploto a principios de los 90 y que mancho cada rincon de publicidad (reclama). En Kiev todo se vende y todo se compra. El lobo feroz no deja fachada sin la opcion de consumir, sin la esperanza de una vida mejor despues de convertirse en cliente de una X compañía telefonica. Para no olvidarse de lo esencial, un pasacalles cerca de donde me estoy quedando reza: “Amemos Ucrania”. Posiblemente esto no me hubiese impactado tanto si viniese de mi Argentina salvaje en lugar de una de las principales capitales europeas del oeste.

Kiev, a primera vista, la senti nostalgica. Nostalgia de lo que fue, de los mejores años sovieticos o incluso de sus heroicos antepasados; y nostalgia de lo que sera o esperan que sea, como la gigante bandera de la Union Europea colgada en una de las columnas de la casa de gobierno, opuesta a la bandera nacional (por el momento no hay ninguna prospeccion de ingreso de Ucrania a la UE).

Metros, marshrutki (traffics o mini buses que tienen un recorrido determinado y de los que uno puede bajar en cualquier momento entre ambos puntos. Aparentemente antes no estaban regulados y cualquier persona podia tener una y hacer el recorrido que quisiera) y tramvays transportan a los serios kievianos (?) de un barrio a otro de la ciudad. La ciudad es extensa, los recorridos son largos y el transporte no es particularmente facil de tomar ni de encontrar. De haber estado sola, hubiese sido realmente dificil. Kiev todavia no se acostumbro a ser linda y abierta al mundo, por ende, a ser una destinacion turistica. Nada esta hecho pensando en los extranjeros. No hay oficinas de turismo, ni mapas en las calles y muy, muy poca informacion en ingles en los lugares mas turisticos. La gente no esta acostumbrada a escuchar hablar “extranjero” y se da vuelta sorprendida.
Una vez pasado el shock inicial y la sensacion “pelicula de Kusturica”, empece a mirar. Y no hay que ver demasiado profundo para descubrir una hermosa ciudad, amplia, verde, verde, brillante, ondulada, moderna, cuidada, amable, sincera.
La ciudad no oculta sus miserias, sus tragedias, sus hambrunas, sus yugos. Impresionantes y esteticos monumentos recuerdan tanto dolor.
Las vistas panormicas son quizas mi espectaculo preferido. Entre los miles de arboles, las cupulas doradas encandilan con el sol y el Dnipro sinuoso acompaña las curvas de la ciudad. El horizonte esta siempre visible a 360° lo cual, para mi que naci rodeada de montañas y a pesar de que hace años que no vivo mas alla, no deja de sorprenderme.
La ciudad es tan verde y tan extensa que te hace olvidar que estas en una capital de mas de 4 millones de habitantes. Se escuchan los pajaros y las hojas de los arboles moverse con la caliente brisa estival. Los habitantes disfrutan de su bella capital paseando por los parques, tomando algo fresco en una de las tantas terrazas con sombrillas y reuniendose en las esquinas una vez el ardiente sol se oculta. Por momentos me daba la sensacion de estar en una ciudad balnearia y lo confirmaba viendo a las mujeres caminar practicamente en bikini y a los hombres con el torso desnudo por el centro de la ciudad. La gente se baña en el rio y toma sol en sus playas. Hay un parque de diversiones acuatico muy popular.
Vista desde la torre del campanario de Києво-Печерська лавра
(
Kievo Pecherska Lavra , Monasterio de las catacumbas)
foto by OCh

continuara...


perdon por la ausencia total de acentos, a mi misma me molesta soberanamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estoy en cordoba
ya me dieron ganas de irme de vacaciones a kiev

Anónimo dijo...

Federico