En el hostel donde me alojé en Sebastopol, Crimea (Sevastopol, en ruso, que raro que lo hayan transliterado con "b") había unos 15 hombres y dos mujeres: mi amiga y yo. Un grupo grande de checos que iban al festival de Kazantip, un yanqui, dos holandeses y un japonés. Todos bronceados, musculosos, rubios, amigables y sonrientes se paseaban sin remera por el hostel. Todos menos el japonés.
El japonés, alto y muy flaco, era muy callado y no hablaba con nadie. Después nos enteramos que vino de Japón a Ucrania a recorrer el país en bici. Tres semanas pedaleando por los cuatro puntos cardinales, a 40º de calor. Ya había recorrido gran parte del país, le quedaban sólo unos días para terminar su periplo.
Me gustó la imagen: el grupo de seductores en contraste con el japonés. The man.
13 agosto 2010
10 agosto 2010
.ua (segunda parte)
Las mujeres necesitan una mencion aparte.
John Lennon decia que las
ucranianas lo habían dejado sin aliento y que no tienen comparación con las del oeste :
"(...)Well the Ukraine girls really knock me out
They leave the west behind (...)"
John Lennon - Back in the USSR
y actualmente hacen furor
sobre las pasarelas. Las ucranianas se saben bellas y no lo esconden.
Subidas a altisimos tacos, con transparencias, mini shorts, minifaldas, mini todo,
maquilladas acentuando sus razgos eslavos, es dificil no darse
vuelta, ¡hasta para mi! Son muy femeninas, el pelo largo, cuidado,
peinado en trenzas o perfectamente cepillado, caminan elegantemente,
subidas a tales alturas, por las calles empedradas y desniveladas de
la capital. Flacas, esbeltas, femeninas, no en vano el culto a la
mujer en Ucrania es tan importante.
Sin embargo, la vida dura hace de
estas preciosas jovenes, mujeres maduras con razgos cansados. La
devoción hacia sus respectivas familias les hace olvidar un poco el
cuidado personal y, detrás de expresiones de fatiga, de los pañuelos
que cubren sus cabezas, de los muchos kilos de más y de los vestidos
amorfos hasta los talones, se adivinan los razgos de las hermosas
mujeres que fueron.
Los hombres idolatran a sus mujeres, las protegen, las defienden,
hablan de ellas. Es una sociedad donde la mujer tiene mucho peso, es
ella la que decide en casa. Es ella la que hace todo: trabaja a la
par del hombre fuera de casa y vuelve para ocuparse de su hogar y de
toda su familia. Ella es el centro de universo, a ella recurren por
consejos, por apoyo, por comida, por amor. Ellas no muestran
cansancio, responden con dulzura la atencion de sus familias, se
contentan con la felicidad de sus hijos y mantienen el universo
girando.
En
las calles se ven muchas, muchas mas mujeres que hombres. Desde las
adolescentes y adultas jovenes con sus larguisimas piernas
bronceadas, hasta las babushki
que venden flores o frutas y verduras en la calle. Estas ultimas, con
una pension de miseria, no tienen alternativa que seguir trabajando
para sobrevivir. Los hombres viven 12 años menos que las mujeres (la
esperanza de vida de los hombres es de 60 años y la de las mujeres
de 72 – PNUD 2008).
Pienso
en las vidas de estas mujeres que sentadas en un balde puesto al
revés, en la vereda o en el tunel del metro, venden los tomates mas
ricos del mundo que ellas mismas cultivan en sus huertos y se me
estremece el cuerpo. Una babushka
que nació en las primeras decadas del siglo XX, vió desfilar ante sus
ojos dos guerras mundiales, una cortina de hierro, hambrunas,
revoluciones, progreso, decadencia, nacimientos, destrucción, una independencia... Y
ellas estan ahi, con sus pañuelos en la cabeza, sentadas, vendiendo
tomates para sobrevivir. Qué fuerte.
Ayer fuimos a visitar a la abuela. La señora nació y vivió toda su
vida en la misma ciudad, sólo se mudó una vez, a 100 metros de su
casa anterior, cuando se volvió a casar, después de quedar viuda. Con
sus ojos profundos, donde todavia se ve el mismo brillo que en los
ojos de su hija, y sus manos ahora víctimas de Parkinson, trabajó toda su vida en una fábrica haciendo trabajo de precisión: ajustaba
instrumentos para medir. Esta señora, universitaria, vio gran parte
del siglo XX desfilar delante de sus ojos. Cuántos recuerdos de los
felices años soviéticos quedarán en su memoria. Cuántas esperanzas
se irán con ella de un futuro que no fue.
Un rato mas tarde, vino su amiga de infancia a visitarla. Esta
señora, ingeniera, vive con sus dos nietos desde la muerte de su
segundo hijo. Una mujer activa que sabía de la inmigracion judía en
America Latina, que quería escuchar hablar en castellano y que estaba
contenta de ver a su nieto postizo, venir a la ciudad natal con su
compañera... aunque ésta sea extranjera.
Los
ucranianos son como su pais: frios, serios y secos al primer
approach.
Pero, una vez penetrada la barrera de las diferencias culturales, se
descubren hospitalarios, amables, educados, entrañables. Me siento
bienvenida, cómoda. La gente me abre las puertas de sus casas y, sin
idioma en común mas que el de las sonrisas y el respeto, me hacen
sentir como en mi casa.
01 agosto 2010
.ua (primera parte)
Se
me hace muy dificil escribir una cronica objetiva de mis impresiones
en Ucrania. Un pais con el que, sin nunca haber estado antes, ya
tenia lazos muy profundos. Interminables cenas rodeada de ucranianos
nostalgicos, impresionantemente cultos que discuten sutilidades del
idioma ucraniano (a pesar de ser, la mayor parte de ellos,
rusoparlantes), origenes de tradiciones milenarias y que construyen
puentes entre el “chez nous”
(en nuestra casa) y su nuevo hogar por eleccion, la vida en la
diaspora. Bien subrayo eleccion, porque ninguno de ellos tuvo que
huir de un pais en guerra, hambriento u ocupado, como hicieron sus
abuelos.
Ucrania es una de las “figuritas dificiles” de la lista de
paises. Creo que es un lugar al que uno iria de vacaciones o sin un
objetivo o contacto preciso. Mis vacaciones empezaron hace una semana
pero cada dia es tan intenso que tengo la sensacion de estar aca hace
mas tiempo. Todavia me queda otra semana llena de sensaciones nuevas.
Lo admito, la primera impresion que me lleve al llegar a Kiev no fue
la belleza de sus cupulas doradas brillando con el sol, la de sus
verdes e inmensos parques, ni la del caudaloso Dnipro (Dnieper).
Kiev, cuna de la nacion eslava, es una explosion.
Una
explosion de contrastes, de un capitalismo que exploto a principios
de los 90 y que mancho cada rincon de publicidad (reclama).
En Kiev todo se vende y todo se compra. El lobo feroz no deja fachada
sin la opcion de consumir, sin la esperanza de una vida mejor despues
de convertirse en cliente de una X compañía telefonica. Para no
olvidarse de lo esencial, un pasacalles cerca de donde me estoy quedando reza: “Amemos Ucrania”. Posiblemente esto no me hubiese
impactado tanto si viniese de mi Argentina salvaje en lugar de una de
las principales capitales europeas del oeste.
Kiev, a primera vista, la senti nostalgica. Nostalgia de lo que fue,
de los mejores años sovieticos o incluso de sus heroicos
antepasados; y nostalgia de lo que sera o esperan que sea, como la
gigante bandera de la Union Europea colgada en una de las columnas de
la casa de gobierno, opuesta a la bandera nacional (por el momento no
hay ninguna prospeccion de ingreso de Ucrania a la UE).
Metros,
marshrutki
(traffics o mini buses que tienen un recorrido determinado y de los
que uno puede bajar en cualquier momento entre ambos puntos.
Aparentemente antes no estaban regulados y cualquier persona podia
tener una y hacer el recorrido que quisiera) y tramvays
transportan a los serios kievianos (?) de un barrio a otro de la
ciudad. La ciudad es extensa, los recorridos son largos y el
transporte no es particularmente facil de tomar ni de encontrar. De
haber estado sola, hubiese sido realmente dificil. Kiev todavia no se
acostumbro a ser linda y abierta al mundo, por ende, a ser una
destinacion turistica. Nada esta hecho pensando en los extranjeros.
No hay oficinas de turismo, ni mapas en las calles y muy, muy poca
informacion en ingles en los lugares mas turisticos. La gente no esta
acostumbrada a escuchar hablar “extranjero” y se da vuelta
sorprendida.
Una vez pasado el shock inicial y la sensacion “pelicula de
Kusturica”, empece a mirar. Y no hay que ver demasiado profundo
para descubrir una hermosa ciudad, amplia, verde, verde, brillante,
ondulada, moderna, cuidada, amable, sincera.
La ciudad no oculta sus miserias, sus tragedias, sus hambrunas, sus
yugos. Impresionantes y esteticos monumentos recuerdan tanto dolor.
Las vistas panormicas son quizas mi espectaculo preferido. Entre los
miles de arboles, las cupulas doradas encandilan con el sol y el
Dnipro sinuoso acompaña las curvas de la ciudad. El horizonte esta
siempre visible a 360° lo cual, para mi que naci rodeada de montañas
y a pesar de que hace años que no vivo mas alla, no deja de
sorprenderme.
La ciudad es tan verde y tan extensa que te hace olvidar que estas en
una capital de mas de 4 millones de habitantes. Se escuchan los
pajaros y las hojas de los arboles moverse con la caliente brisa
estival. Los habitantes disfrutan de su bella capital paseando por
los parques, tomando algo fresco en una de las tantas terrazas con
sombrillas y reuniendose en las esquinas una vez el ardiente sol se
oculta. Por momentos me daba la sensacion de estar en una ciudad
balnearia y lo confirmaba viendo a las mujeres caminar practicamente
en bikini y a los hombres con el torso desnudo por el centro de la
ciudad. La gente se baña en el rio y toma sol en sus playas. Hay un
parque de diversiones acuatico muy popular.
Vista desde la torre del campanario de Києво-Печерська лавра (Kievo Pecherska Lavra , Monasterio de las catacumbas) foto by OCh |
continuara...
perdon por la ausencia total de acentos, a mi misma me molesta soberanamente.
15 mayo 2010
Tus primeros 60
El 3 fue tu cumple y, casi como una broma del destino, no pude escribirte en todo el día. Los mensajes a mamá no se mandaban, tampoco a los chicos. Me sentí muy sola. Con todo este dolor que vive conmigo pero que el 3 dolía más que de costumbre. Aunque sea necesitaba una computadora para escribirte, para desearte feliz cumple, como siempre, para decirte lo mucho, lo terrible, lo asquerosamente hiriente que es este sentimiento de extrañarte en permanencia.
Hubiese dado todo, cualquier cosa, por escuchar tu voz, porque, aunque sea, vengas a visitarme en un sueño... un ratito no más. Pero no, no estás.
Al borde de desesperar, decidí hablarte. Mientras caminaba, mientras tomaba el metro, mientras tomaba el bus para ir al aeropuerto porque justo ese día viajé a Barcelona. Y te hablé, te conté, te pedí tu opinión, te escuché... y estuviste.
Y sólo cuando cierro los ojos y me calmo, escucho tu voz que viene de adentro mío, de muy profundo. Sólo cuando me calmo te puedo agarrar de la mano -constatar que las mías son una versión femenina de las tuyas- y cruzar la calle. Sólo cuando me calmo estás, venís, vivís en mi. El dolor hace mucho ruido, ¿sabés? y no es fácil hacerlo callar.
A veces me vienen flashbacks de la pesadilla que vivimos los 5 esos días. Pero de una manera macabra puedo ver la belleza pura de esos momentos. De esos "mini milagritos" que se dieron y puedo revivir la sensación física de una mirada, de un suspiro, de tu última respiración.
Tus primeros 60 años...
Juntos cumpliremos muchos más...
Porque cuando me calmo
Vos vivís en mi.
Hubiese dado todo, cualquier cosa, por escuchar tu voz, porque, aunque sea, vengas a visitarme en un sueño... un ratito no más. Pero no, no estás.
Al borde de desesperar, decidí hablarte. Mientras caminaba, mientras tomaba el metro, mientras tomaba el bus para ir al aeropuerto porque justo ese día viajé a Barcelona. Y te hablé, te conté, te pedí tu opinión, te escuché... y estuviste.
Y sólo cuando cierro los ojos y me calmo, escucho tu voz que viene de adentro mío, de muy profundo. Sólo cuando me calmo te puedo agarrar de la mano -constatar que las mías son una versión femenina de las tuyas- y cruzar la calle. Sólo cuando me calmo estás, venís, vivís en mi. El dolor hace mucho ruido, ¿sabés? y no es fácil hacerlo callar.
A veces me vienen flashbacks de la pesadilla que vivimos los 5 esos días. Pero de una manera macabra puedo ver la belleza pura de esos momentos. De esos "mini milagritos" que se dieron y puedo revivir la sensación física de una mirada, de un suspiro, de tu última respiración.
Tus primeros 60 años...
Juntos cumpliremos muchos más...
Porque cuando me calmo
Vos vivís en mi.
18 abril 2010
Turner y sus Maestros
Hace algunas semanas fui a ver la maravillosa exposición “Turner et ses peintres” en el Grand Palais. Generalmente leo un poco sobre el artista y su obra antes de ir a ver una exposición y, por supuesto, después. Esta vez, en cambio, no tuve tiempo de hacerlo antes y decidí hacer el recorrido con una audioguía (una especie de radio-teléfono para colgarse del cuello. Hay que marcar el número de la pintura y la guía te cuenta la historia). La verdad es que fue genial y ahora pienso hacerlo en cada expo a la que vaya. Hice bien en pedirme el audio en inglés y no en francés porque imaginé que sería alguien con un elegante british accent el que me contaría los secretos de las pinturas de su compatriota. Así fue, apoyado, además, de bella música y extractos de textos o poesía que sirvieron de inspiración para cada obra.
De Turner conocía sus preciosas puestas de sol y sus cielos dorados pero no mucho más. Quisiera compartir un poco de lo que descubrí (gracias a la audioguía y al catálogo de la exposición que me regaló la persona con la que fui).
Inglés de pura cepa, Turner nació en Londres en 1775 y murió a los 76 años en la misma ciudad. Empezó su carrera muy joven como dibujante topográfico con acuarelas. Muy pronto sintió la necesidad de pintar la luz, de plasmarla sobre la tela y eso llegó a convertirse en la mayor obsesión de su vida. Alcanzar la perfección y lograr “entenderla” fue su objetivo hasta el día de su muerte.
Vivió en una época donde copiar a los maestros era la forma de aprender y lo que se esperaba de todo artista. Salirse de las normas garantizaba el fracaso y una muestra de eximia arrogancia. Durante el siglo XVIII no se buscaba la novedad en sí misma sino perpetuar el estilo de los grandes y citar las fuentes como prueba de gratitud. La idea no era la de hacer un pastiche de la obra de, por ej. Poussin o Lorrain, sino la de darle un toque personal, de retrabajarla expresando la propia personalidad y agregándole una nueva vida. Turner siguió esta regla tácita de su siglo escrupulosamente.
Port de mer au soleil couchant - Claude Gellée ("Le Lorrain") - 1639 - Musée du Louvre
Cuando Turner vio esta pintura, se puso a llorar diciendo que jamás él conseguiría alcanzar tal perfección. "Le Lorrain" será el artista que admirará durante toda su vida.
Turner pintaba exclusivamente lo que veía y la vasta colección de paisajes que pintó durante toda su vida tuvo como objetivo el de pintar la luz misma, una y otra vez. Expresando su materialidad, su color, su poder. Buscaba traducir la sensibilidad de la luz natural en una tela.
Europa estaba paralizada por las guerras napoleónicas (1792 – 1815) y fue gracias a la Paz de Amiens (1802) que Turner pudo viajar por Europa y visitar los museos donde estaban expuestos sus maestros. Pudo visitar París y el Louvre donde pasó varios días admirando las obras y copiándolas en un cuadernito (que, de hecho, estaba en la exposición, ¡magnífico!). Además de apreciar las obras, Turner quería sentir la luz de cada ciudad que visitaba. Pudo apreciar la de París y la de Suiza, no así la de Roma, la que describió como “muy dura, brillante y directa”.
Fue aceptado a la Real Academia de Bellas Artes a los 27 años, uno de los más jóvenes de la historia en ingresar a tan prestigiosa institución. Fue profesor en esa misma academia y, según cuentan sus biógrafos, uno muy malo. Sus lecciones eran tediosas, monótonas, sus alumnos se dormían. A él no parecía importarle. Su personalidad arrogante le daba la suficiente seguridad.
El genio de Turner fue despertándose poco a poco. Pasando por el camino obligado de copiar a los grandes, se fue haciendo un nombre en el medio y ganándose poco a poco el respeto de los expertos. Esto le permitía tener más libertad y poder empezar a expresarse y a desarrollar un estilo propio. Fue uno de los pocos artistas que pudo vivir de su arte.
Turner murió en 1851 y dicen que sus últimas palabras fueron “now I shall discover what light is” y "the light is God".
Es muchísimo lo que podría decir sobre este gran artista. La exposición es fantástica (todavía no terminó y tengo ganas de volver a ir) y me llevó casi 3 horas recorrerla. Prefiero hacer una pequeña selección de las obras que vi y dejar que los ojos se me vuelvan a llenar de atardeceres.
(click para ampliar las imágenes)
The Fighting "Temeraire" tugged to her last berth to be broken up
W. Turner . 1838; National Gallery, London
Crossing the brook - W. Turner - 1815 - Tate Gallery, Londres
The Decline of the Carthaginian Empire - W. Turner - 1817 - Tate Gallery, Londres
Arundel Castle with Rainbow - W. Turner - 1817 - British Museum, Londres
Bridge of Sighs, Ducal Palace and Custom House, Venice - W. Turner, 1833, Tate Gallery, Londres
Abajo, a la izquierda del cuadro, se puede ver a Canaletto, celebre pintor veneciano, pintando. Un claro homenaje.
What you will - W. Turner - 1822. W. Turner
Es una escena de la obra "Twelveth Night" de Shakespeare
Rome from the Vatican - 1820 - W. Turner
La primera vez que Turner fue a Roma tenía 42 años y estaba en el pico de su fama y creatividad. Quedó fascinado con la permanente asociación con la mitología y la antigüedad, hecho que dramatizó en las obras.
En esta pintura se puede ver a Rafael y su amante, "La Fornarina". Con esta obra Turner no sólo quizo rendir tributo a uno de sus maestros quien era considerado como la personificación del genio artístico universal -el mejor pintor de todos los tiempos- sino que es una especie de Manifesto, una declaración de su propio talento artístico, quizás comparándose en cierta medida al artista italiano.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)