En el hostel donde me alojé en Sebastopol, Crimea (Sevastopol, en ruso, que raro que lo hayan transliterado con "b") había unos 15 hombres y dos mujeres: mi amiga y yo. Un grupo grande de checos que iban al festival de Kazantip, un yanqui, dos holandeses y un japonés. Todos bronceados, musculosos, rubios, amigables y sonrientes se paseaban sin remera por el hostel. Todos menos el japonés.
El japonés, alto y muy flaco, era muy callado y no hablaba con nadie. Después nos enteramos que vino de Japón a Ucrania a recorrer el país en bici. Tres semanas pedaleando por los cuatro puntos cardinales, a 40º de calor. Ya había recorrido gran parte del país, le quedaban sólo unos días para terminar su periplo.
Me gustó la imagen: el grupo de seductores en contraste con el japonés. The man.
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