Se
me hace muy dificil escribir una cronica objetiva de mis impresiones
en Ucrania. Un pais con el que, sin nunca haber estado antes, ya
tenia lazos muy profundos. Interminables cenas rodeada de ucranianos
nostalgicos, impresionantemente cultos que discuten sutilidades del
idioma ucraniano (a pesar de ser, la mayor parte de ellos,
rusoparlantes), origenes de tradiciones milenarias y que construyen
puentes entre el “chez nous”
(en nuestra casa) y su nuevo hogar por eleccion, la vida en la
diaspora. Bien subrayo eleccion, porque ninguno de ellos tuvo que
huir de un pais en guerra, hambriento u ocupado, como hicieron sus
abuelos.
Ucrania es una de las “figuritas dificiles” de la lista de
paises. Creo que es un lugar al que uno iria de vacaciones o sin un
objetivo o contacto preciso. Mis vacaciones empezaron hace una semana
pero cada dia es tan intenso que tengo la sensacion de estar aca hace
mas tiempo. Todavia me queda otra semana llena de sensaciones nuevas.
Lo admito, la primera impresion que me lleve al llegar a Kiev no fue
la belleza de sus cupulas doradas brillando con el sol, la de sus
verdes e inmensos parques, ni la del caudaloso Dnipro (Dnieper).
Kiev, cuna de la nacion eslava, es una explosion.
Una
explosion de contrastes, de un capitalismo que exploto a principios
de los 90 y que mancho cada rincon de publicidad (reclama).
En Kiev todo se vende y todo se compra. El lobo feroz no deja fachada
sin la opcion de consumir, sin la esperanza de una vida mejor despues
de convertirse en cliente de una X compañía telefonica. Para no
olvidarse de lo esencial, un pasacalles cerca de donde me estoy quedando reza: “Amemos Ucrania”. Posiblemente esto no me hubiese
impactado tanto si viniese de mi Argentina salvaje en lugar de una de
las principales capitales europeas del oeste.
Kiev, a primera vista, la senti nostalgica. Nostalgia de lo que fue,
de los mejores años sovieticos o incluso de sus heroicos
antepasados; y nostalgia de lo que sera o esperan que sea, como la
gigante bandera de la Union Europea colgada en una de las columnas de
la casa de gobierno, opuesta a la bandera nacional (por el momento no
hay ninguna prospeccion de ingreso de Ucrania a la UE).
Metros,
marshrutki
(traffics o mini buses que tienen un recorrido determinado y de los
que uno puede bajar en cualquier momento entre ambos puntos.
Aparentemente antes no estaban regulados y cualquier persona podia
tener una y hacer el recorrido que quisiera) y tramvays
transportan a los serios kievianos (?) de un barrio a otro de la
ciudad. La ciudad es extensa, los recorridos son largos y el
transporte no es particularmente facil de tomar ni de encontrar. De
haber estado sola, hubiese sido realmente dificil. Kiev todavia no se
acostumbro a ser linda y abierta al mundo, por ende, a ser una
destinacion turistica. Nada esta hecho pensando en los extranjeros.
No hay oficinas de turismo, ni mapas en las calles y muy, muy poca
informacion en ingles en los lugares mas turisticos. La gente no esta
acostumbrada a escuchar hablar “extranjero” y se da vuelta
sorprendida.
Una vez pasado el shock inicial y la sensacion “pelicula de
Kusturica”, empece a mirar. Y no hay que ver demasiado profundo
para descubrir una hermosa ciudad, amplia, verde, verde, brillante,
ondulada, moderna, cuidada, amable, sincera.
La ciudad no oculta sus miserias, sus tragedias, sus hambrunas, sus
yugos. Impresionantes y esteticos monumentos recuerdan tanto dolor.
Las vistas panormicas son quizas mi espectaculo preferido. Entre los
miles de arboles, las cupulas doradas encandilan con el sol y el
Dnipro sinuoso acompaña las curvas de la ciudad. El horizonte esta
siempre visible a 360° lo cual, para mi que naci rodeada de montañas
y a pesar de que hace años que no vivo mas alla, no deja de
sorprenderme.
La ciudad es tan verde y tan extensa que te hace olvidar que estas en
una capital de mas de 4 millones de habitantes. Se escuchan los
pajaros y las hojas de los arboles moverse con la caliente brisa
estival. Los habitantes disfrutan de su bella capital paseando por
los parques, tomando algo fresco en una de las tantas terrazas con
sombrillas y reuniendose en las esquinas una vez el ardiente sol se
oculta. Por momentos me daba la sensacion de estar en una ciudad
balnearia y lo confirmaba viendo a las mujeres caminar practicamente
en bikini y a los hombres con el torso desnudo por el centro de la
ciudad. La gente se baña en el rio y toma sol en sus playas. Hay un
parque de diversiones acuatico muy popular.
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Vista desde la torre del campanario de Києво-Печерська лавра (Kievo Pecherska Lavra , Monasterio de las catacumbas) foto by OCh |
continuara...
perdon por la ausencia total de acentos, a mi misma me molesta soberanamente.