07 agosto 2008

Perfección

Post dedicado a mi hermano Mariano
Me considero una perfeccionista empedernida y muchas veces me enojo ante lo mediocre, lo mal hecho, lo "así nomás".
Tiene sus ventajas: el apuntar siempre a más, el pensar que todo es mejorable, el querer esforzarme al máximo y dar lo mejor de mí en todo lo que hago.
Pero tiene sus enormes desventajas: es un freno a emprender muchas actividades en las que sé que no tengo el más mínimo talento, pero sobre todo las frustraciones constantes frente a lo que quisiera hacer mejor y no puedo.
También me planteo qué es LA perfección y llego a la conclusión que hay tantas perfecciones como personas sobre la tierra. Podemos coincidir con unos cuantos pero evidentemente no todos estamos ni estaremos de acuerdo sobre LO perfecto.
El otro día tuve que ir a trabajar a un museo de ciencias. Ya había ido en varias oportunidades y me gusta mucho. Esta vez había una exposición temporaria que se llamaba "Los Números" y, como yo soy un cero a la izquierda (valga la ironía) en estos temas, entré.
Para mi sorpresa, quedé fascinada y atrapada por ese nuevo mundo, esta dimensión desconocida que son los números para mí. Al cabo de 15 minutos, me encontré haciendo anotaciones en mi agenda de explicaciones y nuevos términos, teorías, teoremas y matemáticos famosos de los que no sabía absolutamente nada, para seguir investigando en casa.
Así aprendí (o estoy aprendiendo, mejor dicho) sobre el número de oro o la divina proporción, la sucesión de Fibonacci, el número plástico, Euclides, Fra Luca Pacioli... Les cuento algo de lo que aprendí:
El Número de Oro
La Divina Proporción, como lo llamaban los artistas del Renacimiento, es la división armónica de un segmento: la pequeña es a la grande como la grande es al total. Es decir, que el segmento menor es al segmento mayor, como éste es a la totalidad. Hay un montón de fórmulas que comprueban esta teoría y que sacan el número de oro de las diferentes formas, cuerpos, estructuras. Pero como a mi realmente me cuesta muchísimo entenderlas (confieso: nunca aprendí a despejar x), prefiero quedarme con la explicación teórica que con la comprobación empírica.
Curiosamente, este número que indica la proporción perfecta de las cosas, se encuentra con mucha frecuencia en la naturaleza, por esta razón también se lo llama "la firma de Dios".
El número de Oro se encuentra en el Partenón de Grecia, en la Gran Pirámide de Keops, en el estudio de Leonardo Da Vinci sobre las proporciones perfectas del cuerpo del Hombre de Vitruvio y hasta en un cuadro de Dalí: Leda atómica.
Sigo aprendiendo, pensando, leyendo y discutiendo conmigo misma el tema de la perfección.
Pero mientras pienso, se me viene a la cabeza una frase de Serrat de la canción Cada loco con su tema, que escribí en la puerta del placard de mi habitación cuando era adolescente: "prefiero el lunar de tu cara a la Pinacoteca Nacional".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo siempre me sorprendo al rascar un poco la superficie de prácticamente cualquier tema. Para mi son como muchísimos subuniversos que se encuentran dentro del gran universo (en este caso, el universo del conocimiento).
Ej. "Antagonistas de bradiquinina" (medicina), o "Acercamiento Psicológico a los Estudios de los Procesos Cognitivos" (psicología), o "Procedimientos del concreto" (ing. civil), o "Teoría de Galois" (matemática) y podría seguir durante un buen rato.
De chico solía pensar que una sola persona podía saber todo lo que hay para saber. Ya no creo eso.

Anónimo dijo...

Lo importante es hacer lo que uno tenga ganas, cada individualidad tiene sus beneficios y sus desventajas, está bueno que así sea, sino todos seríamos iguales y es muy aburrido...jaja