28 junio 2012

Frogs vs. Brits

Acabo de volver de un encuentro sobre Energías Renovables Marinas en Brest. Una de las conferencias fue sobre las relaciones y diferencias del mercado británico y francés. Dos señores pescadores muy caricaturescos (tatuajes de anclas y serpientes de varias cabezas sobre los antebrazos, panza prominente uno, bíceps enormes el otro) que se reconvirtieron en hombres de negocios al abrir su propia empresa de barcos adaptados para los molinos de viento offshore, contaban las dificultades de su trabajo. En particular una que me hizo reflexionar en las vueltas paradójicas de la historia: en UK es extremadamente difícil conseguir personal capacitado para navegar, léase marinos, personal de puerto, skippers, etc. ¿No es casi gracioso que en la nación de piratas por excelencia, de filibusteros y corsarios, del Capitán Drake, Cook y Sir. Henry Morgan (Sir!! un pirata Sir!!) escaseen los marineros? A mi me pareció genial.

Y a la vuelta, en el tren leía un artículo sobre la invención del motor a vapor por James Watt, otro inglés. El motor fue fundamental en la Revolución Industrial, casi que no hubiese habido tal revolución de no haber existido Mr Watt. El texto contaba como Watt se estaba haciendo un té mientras su mujer se ocupaba de sus cinco hijos en la habitación de al lado. Puso la pava en el fuego y se sentó a esperar que hierva. Su mujer no paraba de ir y venir, de hacer múltiples cosas simultaneamente mientras él estaba sentado, viendo como el fuego calentaba la pava y poco a poco dejaba salir vapor. Parece que en ese momento tuvo la idea, viendo la cantidad de energía gastada por un lado y la concentración de la misma dentro de la pava. Watt tomaba su English Breakfast o su Earl Gray -vaya uno a saber- mientras, potencialmente, se gestaba la Revolución Industrial. Todo por una good 'ol cup of tea.
No sé si será verdad pero es una linda historia, ¿no?. Y yo pensaba que eso no hubiese sucedido en Francia, acá estaban muy ocupados decidiendo la forma de las patas de las sillas, mesas y bañeras. Mezclando escencias para hacer perfumes, decidiendo la tela de los volados y encajes. Haciendo gobelinos y edificios rococó. Un Paris-Brest no los llevaba ni hasta Chartres... aunque a mi el TGV Brest-Paris me llevó hasta mi casa en el molino*.

Eso nomás.


*juego de palabras muy trucho, mi calle se llama "Moulin des Près"

04 junio 2012

Le temps nous égare, le temps nous étreint *

Como cada vez que vuelvo a mi casa paterna, al pueblo donde nací y que me vio crecer; como cada vez que me encuentro con mis amigas de la infancia a quienes quiero como hermanas; como cada vez que me encuentro con amigos de mis padres quienes me conocen desde nena y con quienes ahora converso como lo haría con un amigo mío; como cada vez que entro a mi habitación donde fui nena y adolescente y me encuentro con mis cosas; como cada vez que camino las calles de mi pueblo y noto cuánto creció un árbol o miro la cordillera para ver cómo estará el día mañana...

Cada vez.

Inevitablemente.

Una sensación única me invade.

Una sensación que siento sólo acá. Esa mezcla perfecta de genuina felicidad y profunda tristeza. Ese 50/50 que me deja perpleja, melancólica, vacilante.

Hoy estuve ordenando viejas fotos y no dejo de sorprenderme con la complejidad de nuestro cerebro y de la memoria. Instantes olvidados capturados en papel se reviven. Otros se decoloraron y sólo quedan vagas sensaciones y es difícil determinar si son aquéllas provocadas por el momento fotografiado o sólo una reacción a la foto en cuestión. Y finalmente aquellos otros que simplemente se evaporaron y es ese rectángulo de papel, esos colores distorsionados por el tiempo, esos 10x15 cms. los únicos testigos de lo que fue, de esa realidad que existió como un ahora efímero destinado al olvido.

Las expresiones de nuestros seres queridos se fueron transformando con la vida. Aparecen caras de gente que en un momento dado fueron parte de nuestra cotidianidad y a quienes prácticamente olvidamos con el tiempo. 
Y sobre todo, en esos 10x15, viven los que ya no están, los que se fueron antes que nosotros. Viven plasmados en un papel, sonrientes frente al objetivo, despreocupados por el día en que, en un futuro no tan lejano, a alguien que los amó y que los extraña se le comprima el pecho y la garganta al sentir que nos miran a los ojos, otra vez... y sonríen... hasta que los colores del papel terminen de disiparse.


* "El tiempo nos pierde, el tiempo nos abraza" la traducción de un verso de Jacques Prévert:


"Le temps nous égare / Le temps nous étreint
Le temps nous est gare / Le temps nous est train."

Jacques Prévert