31 agosto 2014

Abrazo anacrónico

No sé si fue el acento, la voz monótona o las instrucciones repetidas una y otra vez.
No sé si fueron los ruidos provenientes de los caños de desagüe, sentir el temblor del metro bajo mis pies.
Quizás la penumbra, o el aire húmedo del subsuelo.
La posición estática o el cansancio.
Quizás fue un sueño.

Pero sentí el aire fresco en la cara, la suave caricia del sol de un día frío del otoño tardío. El cielo azul, casi igual que el del glaciar a mi izquierda. A lo lejos se escuchaban los rápidos, el azul-turquesa del río era aún más brillante rodeado de los troncos color canela de los arrayanes.

Y ahí estaba.
Mi papá.
Abrazando a mi hijita.

Seis años no impedían que ella apoyase su cabecita en el hombro de él.
Yo veía su nuquita, papá me miraba con una mirada tranquilizadora. No tenía anteojos.
Ella abandonaba su cuerpito en los brazos de su abuelo. Es evidente que no era la primera vez que se encuentran.
Dormía.

Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos y luego a rodar por mis mejillas. Yo seguía inmóvil.
Y, por primera vez, no me quedé con el desgarro de esta realidad de ausencia.
Por primera vez me quedé con una sensación de tranquilidad de ese maravilloso abuelo que sería, que hubiese sido…



Que es.


27 diciembre 2013

Mientras te espero

Es muy extraño este período de congés maternité. Recién ahora entiendo el significado de la dulce espera. Es como un paréntesis en la vida mientras todo y todos continuan su ritmo normal a mi alrededor. Las primeras dos semanas estuve sumamente activa: hacía mi clase de yoga en casa todos los días e iba a practicar al estudio 2 o 3 veces por semana, iba a la pileta, a museos, exposiciones, a caminar, a encontrarme con amigos, acomodé y reorganicé nuestro departamento, hice mi valija para el hospital, seleccioné tu ropita entre las bolsas y bolsas que nos dieron y después la lavé, cociné...

A partir de la 3ª semana, me empecé a sentir mucho más pesada y me cuesta un poco caminar. Los ligamentos de la parte más baja del abdomen tiran mucho y el peso ya es muy importante. Ya salgo mucho menos y me busco actividades dentro de casa.
Estas son algunas de las cosas que hice mientras te esperaba, este último mes:

Exposición Georges Braque en el Grand Palais
Georges Braque, L’oiseau noir et l’oiseau blanc,1960, Huile sur toile
Exposición Désirs et Volupté à l'Époque Victorienne en el Museo Jacquemart André

Lord Leighton - Crenaia, the Nymph of the Dargle - 1880


Exposición Masculin Masculin en el Musée d'Orsay



La Belle au Bois Dormant en la Ópera Bastille


  • Por primera vez (¡en mi vida!) hice un arbolito de Navidad y la festejamos en casa (me gustaría que se convierta en una tradición y empezar a festejar con vos, no como en mi infancia)
  • Aprendí a hacer algunos origami
  • Estoy haciendo un curso de Design online
  • Cocino seguido
  • Vamos bastante al cine
En general, estoy de acuerdo con Séneca: 
Le plus grand obstacle à la vie, c’est l’attente qui se suspend au lendemain et ruine l'aujourd’hui. Sénèque  
(El obstáculo más grande a la vida es la espera que interrumpe el futuro y arruina el presente) 

Pero esta espera está siendo realmente dulce.

13 diciembre 2013

Semana 36

Mi panza a los 7 meses. Foto de IG
A pocas horas, días, semanas de que mi vida cambie radicalmente y de tener en mis brazos a nuestra bebé, las emociones son tantas que me es muy difícil plasmarlas en un texto coherente. Lo quise hacer a lo largo del embarazo pero me fue muy difícil. Tenía las ideas en mi cabeza pero al intentar expresarlas, no pude dar con nada demasiado lógico. ¿Será por eso que este estado roza con lo mágico o, por qué no, milagroso?. Sí, millones de años de evolución humana, la ciencia que descifró el genoma humano y los avances y descubrimientos diarios pero... que un ser se forme y crezca en el propio cuerpo y que luego se convierta en una persona, sigue siendo algo mágico. ¡Pobres hombres que no pueden experimentar este estado! La naturaleza nos hizo un regalo maravilloso a las mujeres, poder sentir a tu bebé crecer y moverse dentro tuyo es el regalo más fantástico que me hayan podido dar... además del de mi propia vida.

Estos casi nueve meses fueron un período de conciencia plena de mi presente, de quién soy, del mundo que me rodea. Un período de éxtasis, de sentido de la dirección, de fuerza. 

En la modernidad, con las ideas feministas de la "liberación femenina", decir que una mujer se siente plena cuando da a luz es políticamente incorrecto, inaceptable. Respeto desde lo más profundo de mi ser a aquellas mujeres que deciden de forma consciente no tener hijos, admiro esa seguridad y honestidad hacia ellas mismas. ¿Por qué está mal decir que una mujer se siente completa cuando trae a otro ser a este mundo? ¿Por qué está mal que el instinto animal, el instinto más básico, nos gobierne? 

¿Por qué las mujeres queremos ser madres? No sé si es entonces este instinto animal de reproducción, si las mujeres somos instrumentos de un Plan Universal, si lo hacemos inconscientemente para conformar el modelo socio-cultural establecido o si, a un nivel metafísico que me cuesta imaginar, son los hijos los que nos eligen como padres. No tengo la respuesta a una sola de estas preguntas pero sólo puedo estar segura de una sola cosa: hoy me doy cuenta que no podría sentirme plena si, al final de mi vida, no hubiese pasado por esta experiencia.

La experiencia de la maternidad no es un sentimiento anodino: nos confronta con nuestra imagen del mundo, con nuestra consciencia del presente y con la fuerza de la vida. Es una experiencia iniciática (y no tengo miedo de usar esta palabra) que nos va a enseñar el significado del amor incondicional. El embarazo me dio una sensación de fuerza insospechada (espero que en el parto también). Las sensaciones más profundas se exacerban, los instintos se despiertan.

Convertirse en madre es ser responsable de su propio cuerpo, estar a la escucha de las necesidades reales, es volverse autónoma. Es realmente crecer y madurar. Me siento, más que nunca, conectada a la Tierra, a un Todo, a las generaciones pasadas y futuras. Siento a la vez una enorme responsabilidad y un reconocimiento infinito hacia esta Naturaleza que me eligió como depositaria de fertilidad.

Y no olvido el rol del padre, del compañero, el rol masculino al lado mío, tan vital como el femenino. Nada puede existir sin su opuesto (es lo que me tatué hace años en mi tobillo izquierdo para tenerlo siempre presente). El rol del futuro papá es axial y fundamental. Es complementario al mío y no me hubiese embarcado en tal aventura sola (mi reverencia a las madres solteras -por opción o no- quienes tienen que asegurar ambos roles). 

Mujer y Hombre complementarios en esta maravillosa aventura de la vida.

05 septiembre 2013

El milagro

Hace 2 años y medio que escribí esto
2 años y medio después sigo teniendo las mismas certezas y las mismas dudas... salvo una: nuestro bebé está en camino.
No fue fácil, desde que tomamos la decisión hasta poder concretarla, pasamos -pero sobre todo yo- por muchas etapas: entusiasmo, frustración, rabia, abandono, hartazgo.
El tratamiento no fue fácil de sobrellevar psicológicamente. Decidimos mantenerlo en secreto y no me arrepiento, era demasiado pesado para digerir como para, además de todo, tener que soportar las ansiedades ajenas. Pero lo hicimos, de a dos, aunque haya sido yo la que se pinchaba todos los días. 
Y ¡bendita seas, medicina y los profesionales que la ejercen con tanta vocación! Yo que despotrico seguido contra los métodos ortodoxos alopáticos, mi vida y la de nuestra futura hija dependieron en gran parte de la ciencia.

Hija: ¡te esperamos, añoramos, soñamos tanto! Empezaste a existir en nuestras vidas en un momento de amor incondicional, confianza y apoyo. Ambos te quisimos siempre, desde antes de que seas. Te imaginamos, te anhelamos.
Las primeras semanas de tu existencia las pasamos en el hospital, fueron momentos muy difíciles, de superar límites, de desesperación y dolor físico que no me creía capaz de poder soportar. Pero lo hice, lo superamos, los tres juntos.
Fue lejos la experiencia de dolor físico más intensa que sentí en mi vida pero, si tuviese que volver a pasar por ella para saber que vas a venir, lo haría ahora mismo.
Desde las primeras horas fuera del hospital, empezamos a darnos cuenta que no te habíamos soñado, que en esos pocos milímetros de tamaño seguías existiendo. Poco a poco fuiste tomando forma, evolucionando, mi panza volvió a redondearse pero esta vez... de vida. Mi estado de bienestar fue -desde que salí del hospital hasta hoy- total. No tuve el más mínimo síntoma "clásico" del embarazo: no sé lo que es un mareo, una náusea... Vinieron los anuncios oficiales, las sorpresas, las lágrimas de emoción. Organizamos picnics en tu honor y cenas, la noticia fue recibida con genuino afecto y buenos deseos de todo nuestro entorno.
Desde un principio tuve la certeza de que eras nena. Si bien no tenía ninguna predilección por uno u otro sexo, sabía que eras mujer. Hacia principios del 4º mes pudimos comprobarlo. 

Ya estamos en el 5º mes. Todavía no tenés nombre, no es fácil encontrar uno que sea pronunciable de forma similar en 3 idiomas. 
Hace poquito empezaste a moverte, te siento en la parte más baja de mi abdomen. Tus burbujitas me llenan el alma de amor y las ganas de tenerte en brazos son cada vez mayores.
Te extraño seguido y cuento los días que faltan para la próxima ecografía para poder verte. No sé cómo hacen las madres "normales" que sólo tienen 3 ecos en todo el embarazo, ¡nosotros tuvimos decenas!.

Mi mesita de luz parece la góndola "puericultura" de la FNAC. Libros, artículos y revistas se apilan sin ningún orden particular. Quiero leer todo, saber todo, aprender todo. Aunque sé que la mayor parte es instintivo y que no se aprende, quiero estar lo más preparada posible.

Pronto empezamos el otoño, vos nacerás al principio del invierno, aunque en las tierras de tu mamá será verano.

El papá y la mamá que te tocaron te cuidan desde ya y prometen hacerlo toda la vida, prometen dar lo mejor de ellos para vos, siempre. Prometen enseñarte todo lo que saben y aprender cosas nuevas juntos, en una nube de idiomas y culturas diferentes. Te dirán palabras, te contarán cuentos y cantarán canciones en distintos idiomas pero con el mismo amor.

Crecé sana en mi panza y descansá que la maravillosa aventura de la vida te espera.
Te esperamos, hijita, ¡te esperamos de brazos abiertos!